Éramos solo jóvenes frágiles,
Éramos niños raros,
Éramos niños torpes cayendo una y otra vez,
Solo éramos niños enamorados, frágiles y enamorados.
Buscando ser infinitos,
Aceptando el amor que creíamos merecer,
Éramos niños aburridos buscando que hacer, adictos a cualquier cosa que nos quitara el dolor,
Tomando malas decisiones esperando que algún día fueran buenas historias.
Creíamos que los corazones salvajes no podían ser rotos,
Sufrimos, y después aprendimos a amar otra vez.
El camino era largo pero nosotros solo seguimos.
Yo lloraba y tú decías “no llores, no te preocupes, bebe vodka y vuela conmigo”
Secando mis lagrimas te decía “Oh cariño seamos aventureros hoy.”
Estábamos enfermos y cansados de estar cansados y enfermos.
“A veces necesitas caer antes de poder volar” repetías una y otra vez.
“Si tu caes yo estaré ahí” te decía y continuaba nuestra espiral.
“Estas serán historias algún día” decías antes que la oscuridad nos tomara
“Pretendamos que es amor” te decía y todo volvía a comenzar.
“Las estrellas no brillan sin oscuridad” respondías.
Tú querías que fuera real y yo solo quería que todo terminara.
“Seamos jóvenes para siempre”, decías y yo solo sonreía.
“Llévame a casa”, y tú lo hacías.
“¿No quieres ser joven para siempre?” Preguntabas una y otra vez.
“Seámoslo solo esta noche”, te decía y te olvidabas.
Y así, yo te seguía hacia la oscuridad.
“Lo siento”, decías cada vez más seguido.
Y yo solo me perdía más y más en mi misma.
Oh querido solo éramos niños jugando a ser adultos,
Jugando a ser fuertes.
Solo éramos unos malditos adolescentes, no súper héroes.
“Tú crees que quieres morir”, me decías, “pero solo quieres ser salvada.”
“Sálvame entonces”, contestaba y simplemente me abrazabas.
“¿Es este el mejor momento de nuestras vidas? Porque de veras apesta”, te decía una y otra vez.
Tu solo reías y me decías “un momento dura solo segundos pero los recuerdos son para siempre”.
“No crezcas nunca, es una trampa” dijiste aquella horrible mañana.
Qué pequeño te veías con todo eso a tu alrededor, dependiendo de aquellas maquinas.
Lagrimas recorrían mi rostro mientras mi cerebro trababa de contestar.
Tu blanca mano limpiando mi rostro, tu frió inundando mi ardiente mejilla.
“¿Donde quieres estar ahora mismo?” pregunte entre sollozos
“¿Estarás allí?”
“Claro…”
“En cualquier lugar…”
Es difícil de creer que después de todo este tiempo me sigo sintiendo sola.
Te extraño inclusive cuando se que sigues aquí, y a veces las palabras no son suficientes.
Tiene que haber una razón por la que sigo volviendo a ti.
Solo deseo abrazarte ahora mismo. Estoy acostada en silencio pensándote a gritos.
Y ahora entiendo porque Peter Pan no quería crecer.
Y ahora si lo sé, fue el mejor momento de nuestras vidas.
Éramos niños enamorados, frágiles y raros. Sufrimos pero fuimos felices.